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A raíz del comentario publicado por un anónimo:
En primer lugar, mil gracias por tu comentario. Creo
que no nos conocemos, si no sabrías lo mucho que me encanta discutir (que no
pelear). Así que podría decirse que me has hecho un favor, ya que elaborar esta
respuesta me ha hecho más ilusión que escribir el texto al que hace referencia.
Voy a tratar de analizar el texto de una forma
general, para ver qué te parecen mis comentarios al respecto y si consideras
que cambian (o no) tu percepción sobre el mismo.
Esto es complicado y, de hecho, es la primera vez que
voy a hacerlo por escrito y en público, así que entiende y disculpa que no sea
tan exhaustivo como la profesora pelma de Lengua de 1º de Bachillerato.
Por comodidad, voy a hablar de estrofas y recursos
literarios con una alegría propia de algo que no soy ni pretendo ser (sí, suena
imbécil, poeta). He escogido esta fórmula por impacto, por agilidad, por
rítmica del texto y por poner en valor la posibilidad de mayor número de
interpretaciones con menos palabras, todo lo demás es intuición.
Por el mismo motivo, voy a hablar como si fueras una
mujer y como si el texto se refiriera a dicho sexo, por supuesto es traspasable
al masculino.
Comencemos.
[...]
El título y el mensaje del texto son engañosos a
conciencia, como luego explicaré. El mensaje del texto para mí es: tú no eres
“ella”.
Espero que hayas tenido la fortuna de ser “ella”
alguna vez para alguien. Si es así podrás comprender mejor mi planteamiento de
que –personalmente- el amor es un ejercicio inconsciente de sedentarismo, de
crear hogar, entendido como contraposición a uno de nomadismo, de buscar como
forma de vida.
Como ves, dicho paralelismo coloca un sentimiento (el
amor) no sólo como eje principal del texto, sino que lo equipara al cambio
decisorio que configura la historia de la humanidad tal y como lo conocemos: el
hombre primitivo deja de errar y caminar a razón de las estaciones, decide
parar para crear un hogar para sus días…
Es en este contexto general en el que…
La primera estrofa es deliberadamente ambigua –como lo
será todo el texto a fin de dar cabida a las interpretaciones, et voila, a la
discusión - pero de ella se desprende:
1) que algo se ha peleado y no se ha logrado (“la
derrota”),
2) que por tanto alguien está dolido (“fiero y fijo”) y
3) que se lanzan cuestiones más o menos desafiantes a fin
de obtener explicaciones (“diseccionando”).
La estrofa la cierro con un lenguaje más ambiguo si
cabe (la ambigüedad del "hay", la ambigüedad del "otra").
¿Qué es “haber”? ¿Qué significa “otra”? De esta forma,
ya en la segunda estrofa, enlazo con una progresión que termina en hipérbole
(“docenas, cientos, todas”) e introduzco dos conceptos claros:
1)cada mujer y por ende cada par de labios, es un
mundo diferente. Un mundo al que a priori no dispongo acceso, un mundo
a descubrir y del que asombrarse. Un mundo que sin duda dejo pasar, de la misma
manera que todas las decisiones que tomamos, crean mundos paralelos y
alternativos. Los mundos del "Y si hubiera..,?". Podrás ver que esta
es una valorización total de la complejidad y unicidad del ser humano, puesto
que un mundo se debe descubrir, en un mundo se debe invertir esfuerzo, tiempo y
trabajo, a un mundo hay que adaptarse o morir, un mundo se debe cuidar con
esmero, en un mundo hay que crear y construir, etc. Esta analogía del trinomio
personas-amor-mundos puedes encontrarla de una forma más elaborada en el texto
“niño de Troya en ti”.
B) no se encuentra si no se ha dejado de buscar.
Todas sois otras, tú incluida (la del texto) por el simple hecho de no ser
“ella”, por no ser esa tierra que ha conseguido que finalmente cese de buscar.
Y despersonalizo el texto (“Uno no da por encontrado”) para hacer hincapié en
que esto es algo que no está en mis manos decidir. Recuerdo una frase de James
Joyce en Ulises que dice algo como (cito de memoria) "El hombre no sabe
porque ama, sencillamente se transforma". Esa es la idea. No hablamos de
una búsqueda deliberada o un carrusel de faldas, no hablamos de labios
superficiales como creo quieres apuntar. El hombre no sabe porque busca,
sencillamente para cuando encuentra, cuando la encuentra a “ella”.
La segunda estrofa es, por tanto el gancho y nudo del
texto: no eres ella. Lo que aquí se trata no es una infidelidad, es
precisamente un ejercicio de sinceridad y transparencia. Y, si me apuras, un
concepto tan de estar por casa como: no eliges de quién te enamoras.
La siguiente estrofa (o verso mejor dicho) sigue
jugando con la idea de movimiento del texto completo ("vino",
"sal"). Y por su parquedad y tono nos lleva a imaginar a alguien
tremendamente ofendido. Pero…¿ofendido por haber entendido que no es el elegido
o por haber querido interpretar precisamente lo que tú (Anónimo) has entendido?
De ahí el cierre, siguiendo mi opinión de que, dado el
grado de egocentrismo y de la aparente (aparente por lo superficial, pero esto
lo discutimos otro día) consciencia de la individualidad que tiene el humano
actual, de la alta estima en la que se tiene, parecemos venir “programados”
para ofendemos en estos casos.
No sé tú, pero yo quiero ser el jodido Neo, yo quiero
que me elijan como su mundo todos los días de su vida. Por eso cuando no
sucede, apunto a que el primer gatillo mental del común de los mortales es
ofendido (luego ya vendrán otras etapas en el proceso de asimilación de la
situación).
Este texto es, en origen, un test a esa
susceptibilidad que tenemos todos implantada. Una verdad (y remarco, ha de ser
sincero) como “no eres ella” nunca debería ser vista como una ofensa o como una
excusa (“no soy ella porque no quieres cerrarte a otras”), a lo sumo una verdad
más o menos dolorosa que todos tendremos que aceptar con deportividad.
Me resulta curioso, que habiéndome seguido por un
tiempo, esta sea la primera vez que hayas comentado (asumo) para añadir tu
crítica. Precisamente en un texto que está pensado para generar esa gama de
interpretaciones y despertar esos gatillos en el lector. Como siempre, yo
escribo y cada uno lee su texto. Desde luego te agradezco que lo hayas hecho, y
que lo hayas hecho en este en especial, para así poder discutirlo.
Espero sinceramente que vuelvas (y con más
comentarios) y que tú, y todos los demás que lo hayan leído, hayan sido alguna
vez él o ella. Yo lo he sido algunas veces y otras no, y al principio me he
ofendido. No se puede ser el mesías en todos los mundos.