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sábado, 20 de agosto de 2011

vivir hasta despedirnos


Viajar lejos con la mente y respirar profundo, llenando el pecho.
Abrir los poros de la piel a todos los escalofríos que deseen llegar.
Absorber toda la energía vital que permitan los sentidos.
Ganar y perder pero siempre en positivo.
A ratos con la respiración y el alma dormidas y a otros con sobredosis de sangre en las venas, con atracones de vida en la boca del estómago.
Arriba y abajo, como el alcohol, como las drogas, como el sexo.
Sólo quien es consciente de estar siempre a la misma distancia de la muerte sabe vivir como en los libros de filosofía, como en los diálogos para recordar de Hollywood.
Apretando los dientes cuando duele y sacándolos a relucir cuando se puede.
Siempre con el mismo fin, vivir hasta despedirnos.

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