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viernes, 30 de septiembre de 2011

una noticia macabra

Ayer noche el noticiario abría su telón con una macabra noticia, macabra por la circunstancia especial de la víctima y macabra por la aleatoriedad en su elección.

La sucesión de hechos fue al parecer la siguiente:
Este pasado jueves por la tarde un hombre de mediana edad con una larga lista de antecedentes penales entraba en una iglesia madrileña y tiroteaba a dos mujeres. A la primera, una mujer de 36 años embarazada de 9 meses –salía de cuentas este sábado- la mataba de un disparo, a la segunda otra mujer –esta de 52 años- la dejaba gravemente herida con dos balazos. No guardaba relación alguna con ninguna de las víctimas. Acto seguido el individuo se dirigía al altar y se pegaba un disparo en la boca para poner fin a su vida.

Podría aventurarme de manera fútil, ya que muchos y más grandes lo intentaron antes que yo, a dar respuesta a cómo pueden suceder cosas como esta en una sociedad (¿falsamente?) civilizada y probablemente lo hubiera hecho de no ser porque para mayor consternación – que a nadie se le olvide que la tragedia es la misma- el marido de la mujer asesinada es compañero de trabajo de mi hermano mayor y cito sus palabras “No uno de los miles de empleados de la compañía, un compañero de la mesa de al lado.”
Es por ello que las vísceras me obligan a correr por otros derroteros, los derroteros del corazón, del significado del hoy y de los seres queridos.

Es desbordante para el ser humano este tipo de sucesos, humildemente creo que más allá del inmenso dolor de la propia pérdida por la inmediatez de ésta. No muere un ser querido, te lo arrancan de la vida. Imaginar si quiera la desolación y desesperanza de este marido me hiela la sangre y me dificulta la respiración. Nadie le avisó de que esta mañana tendría su última mirada, su último beso, su última riña, su última nota en el frigorífico. Nadie le aviso de que sin motivo iba a recibir esa llamada al móvil.

Y perdido en estos momentos de tsunami emocional se presenta ante mí una vez más la revelación de la importancia de las cosas verdaderamente importantes. Es una realidad que no hay nada tan cierto en la vida como la muerte y esto amigos tenemos que saberlo. No con el objetivo de vivir alarmados ni la misión de querer controlar lo que no está en nuestro poder, sino con el objetivo de vivir en paz con los nuestros y la misión de regalarles todo lo que sí está en nuestro poder.

Todos sabemos que la cotidianeidad y la convivencia nos traen roces, enfados y discusiones de manera inevitablemente natural. Lo que debemos saber y tener en cuenta cada día al levantarnos es que hoy es un día importante y una oportunidad para olvidar viejos rencores, para tender puentes de comprensión y sobre todo para decir te quiero a quien lo merece.

Esto no cambiará el mundo ni evitará nuestro dolor en una circunstancia similar a la acontecida, pero imagino que al menos calmará nuestra conciencia y nuestro corazón tener la absoluta certeza de que esa persona abandonó el mundo sabiendo sin resquicio de duda que era y será querida por siempre.

Otro tema que me aflige es la burbuja aséptica en la que vivimos. Ensimismados en nuestra propia parcela de realidad no nos importa en demasía que caiga un rayo a cien kilómetros, otra historia es cuando no lo hace tan lejos.  Estoy seguro de que ese marido no espera que nadie en Pamplona o en Tenerife  llore la prematura e injusta muerte de su mujer- su compañera de viaje- pero tal vez le reconfortaría saber que ha servido para que nadie necesite una pérdida como la suya para empezar a demostrar a los suyos lo mucho que los quiere y los valora sin esperar a mañana.

A las familias y a todo aquel que atraviese una situación complicada, esperanza y fuerza. A los míos, os quiero con todo mi corazón

Pd. Se me olvidaba decir que un tenue rayo de luz ilumina o al menos ahuyenta en parte la oscuridad de este suceso. Tal es que, el bebe, un milagro llamado Álvaro, ha nacido gracias a la rápida intervención de los servicios sanitarios. Por favor, no esperéis a mañana.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

poco diplomatico

Esta perra llamada diplomacia obliga a que estemos de vuelta con el eterno debate entre lo que nace de uno y lo que esperan de uno.

A mí me nace la sinceridad que toca los cojones, espontánea cruda y sin hielo. También la honestidad que toca los cojones, consecuente firme y a pelo. Aclaro lo que deseo con quien creo conveniente y procuro encargarme de que entiendan mi mensaje. Si hoy una tormenta me arrancara de este mundo me iría en paz con todos aquellos que tengo en el corazón y en la mente – cada mochuelo a su olivo- y eso es algo más de lo que muchos pueden decir.

Escapa de mi alcance la rigidez abrumadora del qué dirán y por ello me funden soberanamente el postureo, los correveidiles y la gente “cum laude” en moralidad y protocolo social que te señala con el dedo mientras esconde la mierda bajo la alfombra.
 Los paños calientes no son mi fuerte, así saludo a quien yo elijo, escupo con la mirada a quien quiero y lleno de sonrisas con hoyuelos a quien me apetece.

Sí, tengo un lenguaje duro, más que duro, rotundo y árido o puede que todo a la vez. Estaría bien ser capaz de suavizar las expresiones para así barnizar la superficie de lo que quiero expresar sin perder un ápice de rigurosidad en el intento.  
Estaría bien, sí, pero demasiadas veces no me nace. Prometo que lo intento e incluso lo consigo esporádicamente, pero a pesar de ello una sustancia ácida en la garganta diluye mis vanos esfuerzos.

¿Mala leche,  carácter conflictivo, pésima predisposición social?
No sé, mi mamá siempre me ha dicho que soy poco diplomático…

viernes, 23 de septiembre de 2011

besos de rabia

Entonces una pasión negra como el azabache contaminó mis sentidos al recordarte en tus besos de rabia, de fiera enjaulada de la manera más primaria escapando de mis manos.

Este furtivo no sabe mucho de la selva pero si del sabor de la impaciencia en los labios y del olor a celo en las miradas clavadas. Afilando su cuchillo junto al fuego, esperando encontrarse en la soledad del cuerpo a cuerpo con la pantera de negro, la de los besos de rabia.

jueves, 15 de septiembre de 2011

la soledad del equilibrista

Todos hemos vivido esa experiencia de la infancia en la que vemos por primera vez a un equilibrista.
Únicamente él sabe que cada cita con esa cuerda tensada es el reto de su vida, no existe la función de mañana. No escucha los aplausos, no conoce los nombres de las personas que lo observan. No busca reconocimiento ni necesita a nadie para convencerse de dónde acabará su próxima zancada.

Le vale el sudor derramado, le vale el olor del vacío. Nadie cruzará por él y, pese a luchar contra el equilibrio más cruel, puede casi arañar su victoria, está tan sólo unos pocos pasos.
Sabe que mañana se encontrará en soledad de nuevo, sobre esa misma cuerda, enfrentando el mismo vacío.

Día tras día nos enfundamos el traje de equilibrista y desafiamos nuestros retos e ilusiones, a fin de cuentas nuestra  propia cuerda, con la esperanza de llegar al otro lado y la presión en las espaldas de levantarnos mañana frescos para una nueva función . 

Puede parecer extraño…pero, ¿no es el espectáculo más bonito que habéis visto?

martes, 6 de septiembre de 2011

el mundo por tu piel morena

Esta noche, sin avisar, apareciste en mis sueños. Vestías la misma tez morena  y el vestido blanco de la última vez que respiramos al mismo compás, la que compartimos un atardecer en aquel trocito de playa.

En él tu mirada extraviada inspiraba en mí el eterno e inexplicable interrogante. Radiante sería el adjetivo idóneo, te rodeaba un aura que se me hace complicado explicar. Llevado hasta donde querías, magnetizado, moría  en tus labios de silencio una vez más.

Hoy en mi sueño hubiera abandonado el mundo por tu piel morena sin dudarlo un solo instante, pero claro, los sueños, sueños son… ni más ni menos.