_

_

martes, 6 de diciembre de 2011

niño de Troya en ti

Mis intenciones son castas y puras para tu madre, las más deshonestas y sucias que puedas imaginar para ti. Va a ser complicado mostrarte que detrás de todo este aparejo de apariencias -conscientes o espontáneas- queda algo oscuro y desvalido que arropar con tus besos o con tus manos o con tus mañanas.

El verdadero plan es que llegue un día, en que sin saber cómo, tu guardia personal descubra un niño correteando desnudo entre tus tierras. Que grita y ríe, y llora desconsolado también, mientras se adentra cada vez más hondo en ti hasta que lo pierden de vista.

Porque coincidirás conmigo, amor, en que lo complicado no es distinguir figuras amenazantes en la lejanía, sino alcanzar a descubrir cuando ese niño impávido ha atravesado tu piel de roca labrada sin permiso. Ver como desordena los puestos de tu mercado, insulta y escupe a tu clero y su jerarquía y alborota todos tus callejones dormidos para acabar sitiándote con el abono fértil que tanto temes.
 
Y está tan sucio y asustado que no tiene virtud, pero ama cada grano de la tierra que pisa en ti maravillado. Y termina, rendidos el día y el sol, en esa misma tierra, mendigando que tú le arropes con tus caricias o con tus piernas o con tus noches. O que no lo hagas, pero siempre guarnecido por tus murallas. Para así amanecer acurrucado con el sol temprano de un nuevo día para alborotar, mofarse y poner en jaque tu ciudad. 
Nacido solo para desordenarte y removerte, para romper tus puertas prohibidas y hacer jirones tus cortinas avergonzadas. Para hacerte feliz desde dentro.

¿Entiendes ya que solo desee despertar cada mañana sabiendo que mi niño de Troya hará el mal en ti? ¿Entiendes ya que mis intenciones sean las más bajas y pecaminosas? 
¿Que quiera invadirte y rasgarte de arriba abajo?  

Te quiero sucia y asustada, invadida y sin virtud. Prométemelo, si no nada tendrás a mi lado.

2 comentarios: