El ánimo de las aspas del molino.
Subo y bajo. Subo y bajo.
Sólo me queda tu nombre, mi hambre.
La chimenea que exhala lo que siempre queda de ti.
Y así te encuentro y te pierdo con cada sol.
Y ya no sé qué hacer para alcanzar ese equilibrio de no negarme y no exponerme.
Por eso hago planes y los rompo. Y siempre los rompo.
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