Ella es, en ese instante, el tope que puede ofrecérsele a un
hombre en un día para darse por satisfecho. La vuelta a casa del temporero
fronterizo. El jornal de mis ojos.
Y ese abanico prosigue su batida haciendo el amor con la
penumbra, con ella y conmigo, y con lo que debe de ser vida destilada a un
momento.
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El 29 de diciembre de 2012 alguien dejó un comentario anónimo en una de mis primeras entradas pero quedó sin respuesta. Tarde, pero está contestado.
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El 29 de diciembre de 2012 alguien dejó un comentario anónimo en una de mis primeras entradas pero quedó sin respuesta. Tarde, pero está contestado.
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