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viernes, 9 de marzo de 2012

nos costaba la energía

Corríamos embravecidos con espuma blanca en las bocas, como perros con la rabia. Sin mirarnos. Aguantarnos la mirada nos costaba la energía.
Así, presos de un licor que combustionaba en nuestros órganos, huíamos.
Huíamos de los puestos de las flores y de sus vendedoras que, enfermas de ira, estallaban en cientos de colores iracundos también.
Corríamos esclavizados pero riendo, como si parar nos costara el amor o como si aquellas flores malditas no marchitaran en su persecución por quedarnos quietos.
No lograban alcanzarnos pero se encontraban tan cerca. A decir verdad ni siquiera respirábamos o si lo hacíamos no consigo recordarlo. De haberlo necesitado habríamos galopado nuestras vidas o al menos hasta limar los pies y la razón.
Podríamos, incluso, haber sido felices viviendo de aquella manera. Pero no.
El paisaje se transformó, dando paso a una sala llena de espejos. Frené tirando de tu mano. Tus ojos asustados inquirían cuanto había tras de mí, sin encontrarse con los míos. Mientras, las piernas nos temblaban, afanosas por seguir corriendo. Al fin escuché tu voz.
<< ¿Qué ocurre? ¿Por qué paramos?>> 
<< Echa un vistazo a tu alrededor. Somos nosotros. ¿Para qué quiero toda esta energía? ¿Para huir? No quiero seguir corriendo sin mirarte, no quiero reservarme energías para la vuelta. >> 
Por primera vez clavaste en mí tus focos de vida, tan desconocidos, en los míos, para acto seguido explotar en una carcajada y tirarme al suelo.
Lo último que recuerdo es un chorro de luz y rabia naciendo de nuestras lenguas. Una avalancha de energía, arrasándolo todo, haciendo añicos aquellos espejos. Y a cada roce de nuestras narices un nuevo alud enterrando el mundo que conocíamos.
Gastamos los ojos de mirarnos, y vacíos nuestros recipientes, fuimos pasto de los colores de aquellas malditas flores.
Estábamos obligados a regalarnos esos besos, de otra forma, hubieran muerto en nuestras bocas.

Extraído de un sueño que, como tantos otros, solo alcancé a entender una vez cristalizado en palabras.

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