desolado.
Tiene un potencial destructivo en mí
casi total.
Los enemigos son mentira. Las jodiendas
las cocinas tú, en casa, en la inducción.
Yo le di llave, yo materialicé esa indefensión.
¿Qué hombre razonable entregaría algo así?
¿Qué hombre sensato se aseguraría tal cercanía al dolor?
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